Por Leonardo Arriaga G
Cronista municipal
Los jueces y otros magistrados, y sumen aquellos profesionales del área científica, tienen algo en común y es que su labor profesional y su actividad privada son de bajo perfil y llegan a lo enigmático. Y cuando mencionamos a los jueces, su situación es más compleja pues no deben someterse a la vindicta pública, pues se trata de decidir todo lo referente a la libertad o condena de un ciudadano, a la absolución de su caso en buena parte. Y a ello debemos agregar que el magistrado de hoy está sometido y presionado a mantenerse actualizado en relación a las decisiones y sentencias emanadas del máximo tribunal de la República y sus diferentes Salas que se encargan de dictar jurisprudencia de obligatorio acatamiento por parte de los tribunales distribuidos en toda la República en sus respectivas jurisdicciones .
Y por ello recordamos que al hacer un poco de historia nos figura mostrar aquellos personajes dedicados a impartir justicia. Lo difícil que era para el Estado venezolano hacer un nombramiento de un personaje que tuviera conocimientos jurídicos en una época donde era oro conseguir un abogado en una pequeña comunidad. Se rotaban en muchos casos los registradores públicos y la figura del juez. Aquí en Biscucuy recordamos como en el siglo pasado la egregia figura de Marcos Olavarrieta Bastidas desempeñó su actividad un buen tiempo como Juez, pero su vocación era la de Registrador principal, donde permaneció en el cargo por casi tres décadas. Lo mismo ocurrió con el reconocido poeta Félix Ramón Briceño quien casi simultáneamente se desempeñó como Registrador en la vecina población de Campo Elias y en nuestra población ocupo el mismo cargo, claro todo bajo la influyente mano de su amigo del alma el general José Rafael Gabaldón.
Y es por ello que ,gracias a nuestro gran amigo el Cronista popular Don Alexis Quevedo, nos ofreció importantes datos sobre los jueces que ocuparon nobles responsabilidades especialmente en el siglo pasado, veamos.
En 1928, el ciudadano José Antonio Fernández se estrena como juez, venía de Boconó ya con cierta experiencia como prestamista y «pica pleito» al cumplir un año en sus funciones falleció al sufrir serias lesiones al caerse de un caballo. Lo sustituye Jesús Castillo, cargo que desempeño hasta 1932. Un año después es sustituido por Pedro Sánchez y en 1934 asume el cargo Don Marcos Olavarrieta Bastidas quien se mantuvo hasta 1938 y de inmediato fue designado José Ramón Castillo hasta 1946.
El cargo en cuestión comenzó a interesarle a los políticos y es cuando en 1947 el entonces joven dirigente de Acción Democrática Sinecio Castillo, recibió su nombramiento como juez de municipio juramentado y todo en la capital de la República. Debido a sus compromisos políticos hubo de renunciar y le entrega el cargo a su primo hermano Jesús A Castillo. A comienzos de los años cincuenta es cuando es designado Don Rafael Gil, un fiel servidor del régimen de Pérez Jiménez, cargo en el cual permaneció hasta 1957. Su cargo para entonces fue de Juez de Primera Instancia en lo civil y penal.
NOTA. -Culminada esta primera parte haremos un breve resumen sobre los magistrados en la época de la cuarta República en próxima edición